CABALLERO ARRASA, EL PP SE HUNDE Y LLEGA LA MAREA

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Las elecciones municipales han dibujado un escenario insólito en Vigo. Mientras en toda Galicia las nuevas formaciones ponen en serios aprietos a los partidos tradicionales, en la ciudad más poblada de la comunidad es el PSOE el que arrasa. Sin paliativos. Las urnas otorgan a los socialistas un resultado histórico. Abel Caballero se convierte en el alcalde con más votos de la historia de Vigo, con 72.360. Son 22.000 sufragios más que hace cuatro años y es la primera vez en que alguien supera la mitad de los sufragios.
 
Así que la mayoría absoluta del PSOE no tiene precedentes. En Vigo, el techo lo había marcado el alcalde Manuel Pérez, que en el año 1995, cuando el PP surfeaba en la cresta de la ola que había desatado Aznar, logró una cómoda mayoría absoluta de 15 concejales -el umbral está en 14-. Caballero se erige ahora con 17 actas.
 
Hace cuatro años, el alcalde tuvo que apoyarse en el Bloque para romper la mayoría del PP y seguir gobernando. Los nacionalistas no entraron en el gobierno pero aprobaron sus primeros presupuestos. Caballero navegó del inicial apoyo nacionalista a descansar sobre el PP, con quien pactó su último presupuesto. Ahora se ha acabado la era de los pactos. Abel Caballero tiene las manos libres para gobernar como quiera. No necesita a nadie. No tendrá que hacer concesiones para imponer su política.
 
Y si la victoria del PSOE tiene dimensiones históricas, también las tiene el batacazo del PP. La candidatura encabezada por Elena Muñoz obtiene los peores resultados jamás vistos por la derecha en Vigo. Los populares siempre habían ganado y hace cuatro años les faltaron 2.000 votos para lograr la mayoría absoluta. Se quedaron en 13 concejales. Ahora tendrán que navegar con 7. No solo eso: el PP tiene menos de la mitad de los votos con los que contaba hace cuatro años. Los conservadores se quedan por debajo de las 29.000 papeletas, apenas un 20 % del total.
 
Los ciudadanos castigan al partido que pactó con Caballero y a una candidata cuyo conocimiento no llegaba a la mitad de la población, según las encuestas. Muñoz anunció ayer que seguirá al frente del grupo municipal en la oposición. Tendrá que hacerlo, además, tratando de reconstruir la base electoral del partido.
 
En el pleno de Vigo aparece un nuevo actor. Se trata de la Marea, que encabeza Rubén Pérez. El coordinador de Esquerda Unida se quedó a las puertas del Concello hace cuatro años, cuando le faltaron solo 800 votos para entrar en la corporación. Ahora, con más de 16.000 (un 11 %) logra una posición cómoda como tercera fuerza de la ciudad, aunque la mayoría absoluta de Caballero lo condene a un papel irrelevante en la toma de decisiones. La Marea ha logrado captar parte del descontento social en unas elecciones a las que Podemos renunció a concurrir.
 
A cambio, se va un histórico. El BNG ha dejado de contar en Vigo. Los nacionalistas hicieron alcalde a Abel Caballero hace cuatro años, cuando el PP era la lista más votada. Pactaron con el alcalde socialista el reparto de puestos en organismos y de asesores, así como sus primeros presupuestos. Solo se opusieron frontalmente a sus políticas en el último año, ante el acercamiento del regidor al PP. Los ciudadanos han castigado sus vaivenes con una dureza inusitada: el Bloque no solo se convierte en la tercera parte de lo que era en votos, sino que además no llegan al umbral del 5 % de los votos que exige la ley.
 
La Voz de Galicia

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