EL GRAF ZEPPELIN SOBRE VIGO

EL VIGO QUE FUE


Hace 85 años, en el verano de 1929, un gigante se asomó al cielo de Vigo. La ciudad se paralizó para ver al Graf Zeppelin sobrevolar las nubes, en su vuelta al mundo, en la que batiría el récord de vuelo sin tocar tierra estableciéndolo en 128 horas. El dirigible era un coloso más largo que la longitud de tres Boeing 747 colocados en fila. Su singladura no fue la única sobre Galicia, pues la repitió en años sucesivos, provocando el aplauso y el asombro en aldeas y ciudades. Desde su botadura, en 1928, el orgullo de la Alemania de entreguerras cubría la ruta entre Alemania y Nueva York y, posteriormente, para correo postal con Sudamérica, lo que convertía el Noroeste de la Península en un lugar habitual de paso.

Pero la visita más espectacular del Graf Zeppelin fue la del verano de 1929, cuando los vigueses fueron testigos de su viaje de vuelta al mundo, la primera de la historia que completaba una aeronave. El viernes, 9 de agosto, el aerostato sobrevoló Vigo a baja altura, procedente de Lakehurst, en Nueva Jersey, rumbo a su base de Friedrichshafen, en Alemania. Luego, proseguiría hacia los Urales, Siberia y Tokio, para terminar de nuevo en los Estados Unidos. Su ruta duró 21 días, durante los cuales recorrió 34.600 km.

Los diarios de la época narran el ronroneo de los motores y la fascinación que despertaba el dirigible, en el que se aprecia la cabina de los pasajeros. El diario El Pueblo Gallego publicó crónicas de la travesía: «Bautizado como un hotel aéreo, el Graf Zeppelin cuenta con un comedor que puede usarse como salón de baile». El comandante Eckener, un héroe de su tiempo, transportaba en este viaje «a 41 tripulantes, 20 pasajeros y 3 señoritas japonesas», según la curiosa enumeración del periodista.

Tras la vuelta al mundo, las singladuras fueron frecuentes. También La Voz de Galicia recogía la entrada de un zepelín por la costa coruñesa, el 3 de septiembre de 1929. Desde Corcubión sobrevoló cabo Vilán y fue visto sobre la torre de Hércules a las 17.30 horas: «Los que lo vieron, diéronse perfecta cuenta de algunos detalles del colosal aparato». El 16 de abril de 1930, sorprendió a los marineros de Bueu, en la ría de Pontevedra. «A las siete de la mañana pasó por esta villa, a escasa altura, el Conde de Zeppelin, causando el asombro del vecindario», narra un diario. Poco después, aparece sobre Vigo, «a baja altura por encima del monte del Castro».

La Voz de Galicia

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