CONFLICTO DIPLOMATICO CON HOLANDA

EFEMERIDES 10 JULIO 1654


"Se hallaban todavía detenidos y sujetos a sumario los principales autores de la agresión cometida el 11 de junio contra un grupo de marinos holandeses. También sufrían arresto Juan de Clarión y juan Rodríguez oficial y ayudante de Marina, por no evitar las sangrientas derivaciones de la pendencia, y habían sido secuestrados los bienes de D. Pedro Arines y D. Sebastián Cotón, juzgados en rebeldía.

Todas estas medidas, tomadas con rapidez y energía por el Gobernador Gonzaga, habían sido puestas en conocimiento del Rey, así como los hechos que las motivaron, mereciendo la aprobación regia, pues, recientes las capitulaciones de paz, nada convenía menos que un roce diplomático con Holanda. El Secretario de estado ordenó al Gobernador que ”al marinero que quedó en tierra herido, en estado bueno lo enviéis a su país socorriéndole para el viaje con lo que os pareciere y en el interín se le asista con lo que necesitare para poder entretenerse y porque (como se presume) los celandeses quedaron maltratados y habiéndose ido del puerto sin ruido no parece dudable que en llegando a Celanda darán quejas y las acriminarán”.

En tal estado de tensión, el día que reseñamos comunica D. Vicente Gonzaga al Rey que han llegado a los puertos de Bayona y Vigo cuatro navíos holandeses “que traían a gente que salió rendida de Pernambuco y Arrecife cuando el rebelde los echó de aquellas plazas y que entre ellos venía el Capitán General que por los Estados Generales gobernaba allí, un Presidente que es uno de los del Gobierno de Holanda, y cuatro Consejeros del Brasil, el General Presidente con sus familias”. Gonzaga se apresuró a presentarles sus respetos, ofreciéndoles franca y decidida hospitalidad, mientras, con sutil diplomacia, les hizo referencia del suceso habido en Vigo un mes antes, así como la detención y castigo de los responsables, cuidados que se prodigaban al marino herido y hospitalizado en Pontevedra, etc.

Consecuencia de ello fue que las altas personalidades holandesas interpusieran inmediatamente generosa influencia para el perdón de los encausados, que solicitaron del Gobierno español con todo encarecimiento. El posible conflicto quedó pues, zanjado de raíz, aunque los irascibles agresores no habrán abandonado muy pronto sus calabozos, por cuanto el dictamen del concejo de Estado reza así:

“Don Vicente Gonzaga, en carta de 10 de julio pasado, que ha estado en las reales manos de V. M., refiere que el General y el Presidente holandés que llegó a los puertos de Vigo y Bayona, como ha avisado, le ha escrito en recomendación de las personas que están presas en el puerto de Vigo por la pendencia que tuvieron con la gente de unas fragatas celandesas, pidiéndole los soltase, agradecido al buen tratamiento que había recibido y él respondió que no estaba en su mano hacerlo sino que daría cuenta a V. M., como lo hace.-visto en el Consejo de Estado concurriendo el duque de S. Lucar, Marqués de Valparaíso y D. Melchor de Borja, parece que, siendo V. M. servido, se den gracias a D. Vicente Gonzaga por lo que ha ordenado en esta materia, pero lo que conviene es que cumpla la orden que se le ha dado para la averiguación de esta causa y que avise lo que resulte de ella”.


He aquí el alto riesgo y la feliz ventura de unas estocadas callejeras, en aquel lejano Vigo de hace tres centurias. La paz entre las naciones no se quebró por ellas-que era lo que al Consejo de Estado importaba-, pero los reos aún habrán padecido lo suyo, por causa de aquel malhadado cesto de cerezas".
 
Xosé María Álvarez Blázquez. "La Ciudad y los Días. Calendario histórico de Vigo"
 
VIGOe.es

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