REUNION EN TORALLA

EFEMERIDES 11 AGOSTO 1911


"Se reúnen en la isla de Toralla elementos destacados de la vida local, para tratar de infundir nuevo impulso a las obras del tendido de los tranvías eléctricos, iniciadas en 1907 y paralizadas a poco de comenzar. La reunión fué promovida por el propietario de la isla, D. Martín Echegaray, y a ella asistieron, además del promotor, D. Manuel Losada, D. Tomás Mirambel, D. Jaime Solá, D. Ángel Bernárdez Romero, D. Concepto López. D. Miguel Fernández Lema, D. Eugenio Arbones, D. Diego Lence, y los Sres. Lago, Puig, Zabaleta, Landín y Mella. La compañía belga concesionaria de las obras y de la explotación, parece que se amilanó ante ciertas dificultades, principalmente financieras, por lo que en esta histórica reunión de Toralla los concurrentes acordaron adquirir los derechos de aquella, constituyéndose una sociedad por acciones. Las primeras fueron suscritas sobre la marcha por los reunidos -pues de marchar se trataba- y los tranvías no tardarían en andar, hasta hoy…

No sabemos si en aquella amical junta se levantó algún testimonio escrito, fechado allí mismo, en el gracioso recorte de tierra viguesa que Dios ha querido poner, para gala de los ojos, en un rincón de la ría. De ser así, el documento debió haber sido firmado, sobre una tablilla encerada, con el “stilo” romano de bronce desenterrado un día en Toralla y hoy lejos de nosotros, pieza única-que sepamos-en la arqueología gallega. Pues la isla de Toralla guarda un poblado protohistórico, fuertemente romanizado, cuya exploración sistemática no se ha efectuado aún. Algún día vendrá aquí un nuevo Axel Munthe, con su fervido entusiasmo por el arcano de lo pretérito, y pondrá al descubierto el encanto de una población olvidada, con su muralla, su campo de “cistas”, sus moradas circulares, su cerámica, su ajuar doméstico…

Mientras tanto, Toralla permanece ahí, casi al alcance de la mano, pero silenciosa e inasequible, incitando con sugestiones tentadoras nuestra impotente curiosidad. Es, en medio de la ría, y todas las tardes, misteriosa y silente, como un trozo imposible del Paraíso perdido. Ni siquiera nos atrevemos ya a la breve singladura de navegar hasta ella. ¿Para qué? Toralla, con su eufonía helénica y su escondido secreto, será acaso, para nosotros, como una terna incitación gozosa, que al alma conviene rechazar...".
 
Xosé María Álvarez Blázquez. "La Ciudad y los Días. Calendario histórico de Vigo"
 

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