ORGANOS VIGUESES PARA LAS CATEDRALES GALLEGAS

EFEMERIDES 9 NOVIEMBRE 1558
 
 
"Hemos aludido varias veces al genio artístico musical que han poseído no pocos hijos de Vigo. También la villa fué cuna de hombres destacados en el difícil arte de la organería. Entre todos, el más conocido es Pedro Martínez de Montenegro, quien en esta fecha contrata con el Cabildo de Santiago la construcción, en el término de un año, de un órgano con destino a la catedral compostelana, de dieciocho registros "con los que se podrán hacer más de cien diferencias, según la manera que lleva el órgano grande". Constaría, entre otras piezas, de "un frautado de quatorce palmos de largo que venga afinado con las chirinías; un churumbelado de quincenas muy claro y gracioso;dos pares de dozaynas unísonas de frautado principal con las quales se harán diferencias nunca vistas, muy sonoras y extrañas de todas las diferencias...Todo ello a contento de Pedro Ortiz e Gaspar de Villada, organistas de la Catedral; dando los señores Deán e Cabildo los materiales y casa donde pueda posar dicho maestro y los oficiales que consigo truxere". El pago de la obra se haría por tasación de peritos al concluirse, recibiendo a cuenta Pedro Martínez de Montenegro cien ducados.

Este ingenioso artífice vigués gozó de gran nombradía, y no cabe duda que con todo merecimiento. El compromiso de sus innovaciones en voces y registros debió quedar cumplido satisfactoriamente, puesto que en el mismo año 1558, a 19 de septiembre, había concertado otro órgano de cinco registros para la Cofradía del Sacramento, de la Corticela, cuyo precio fué de 45 ducados más un quintal de estaño. El Cabildo compostelano todavía encargó a nuestro organero un nuevo instrumento en la capilla del Alba, que llevaría "un cascabelesado de sobre docenas de un caño de punto, con su temblante y unos paxaricos". Esta obra fué realizada en 1563.
 
Para la Catedral de Lugo construyó Martínez de Montenegro en 1575 un órgano semejante al de Santiago, en el precio de 180 ducados. Por el estipendio de 20 ducados al año, convino con el Cabildo lucense la afinación y reparación de los órganos de aquella catedral.
 
En 1580 estaba Montenegro en Orense, sin duda trabajando en su oficio, pues recibió del Cabildo la importante suma de 800 ducados. Dos años más tarde, en colaboración con Francisco Montenegro, tal  vez pariente suyo y vigués como él, confeccionó otros órganos de menor tamaño, con destino a la basílica orensana, por la suma de 250 ducados. En 9 de abril de 1583 se comprometió a acudir a Orense todos los años por Semana Santa, para afinar los órganos; cobraría por ello 6.000 maravedíes anuales.
 
Para la parroquia de Santiago, de Betanzos, construyó en 1592 un nuevo órgano que, entre otros registros originales, poseía uno de ruiseñores. Parece que no pudo dar cima a su obra, porque lo arrebató la muerte hacia 1594. Nos imaginamos el tránsito de aquel espíritu paciente y sosegado, entre una música celestial de "paxaricos", como los que él, tan ingeniosamente, remedaba.
 
He aquí la fecunda y larga vida de un vigués de pro, que, allá por la segunda mitad del siglo XVI, supo encantar las almas devotas con armoniosos sones de dulzainas, chirimías, cascabeles, flautas y ruiseñores. Montenegros quedan aún en la ciudad, que acaso darían algo muy claro por emular a su industrioso antepasado y crear voces originales de "paxaricos", a su voluntad. A estos que así sienten dedicamos, con alegría pajarera, la presente crónica."
 
Xosé María Álvarez Blázquez. "La Ciudad y los Días. Calendario histórico de Vigo"
 
 

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