UNA DE SINDICATOS


OPINION


Estos días han aparecido en la prensa dos noticias respecto al mundo sindical. La primera de ellas decía que la ciudadanía gallega paga a través de la Xunta unos 10 millones/año de euros para salarios de 828 liberados y delegados sindicalistas.
 
En esta época en que los paganos de a pie escrutamos las cuentas oficiales con más cuidado que antes, esta noticia no es que sea buena o mala, es sencillamente escandalosa. Ahora que todos los días vemos noticias sobre ajustes a la dependencia y a los programas sociales, que haya que gastar semejante cantidad de fondos públicos en liberados sindicales significa que nuestros (mal) gobernantes han perdido el norte hace tiempo.
 
La segunda noticia hace referencia a la marcha del Sr. Méndez al frente de la UGT, cargo que ha ejercido durante ¡22 años! El secretario general saliente deja un sindicato inmerso, al igual que los grandes partidos, en múltiples casos de corrupción y sin ningún tipo de autoridad moral.
 
Pero creo que el peor cáncer que asola a este tipo de organizaciones sindicales es que su financiación no se basa en la cuota de sus trabajadores, sino que todos los años les cae el maná estatal, al igual que a sus “hermanos” los partidos políticos.
 
Pongamos de ejemplo un caso de gran empresa viguesa cerrada en el año 2001, como fue el Grupo de Empresas Alvarez. Cuando el complejo fabril de Cabral ya tenía grandes problemas de subsistencia intervinieron los sindicatos para intentar solventar el problema. El final de esta negociación lo conocemos todos.
 
Yo me pregunto: ¿en aquel momento no se pudo salvar ningún puesto de trabajo? Y la explicación que encuentro es la siguiente: si yo soy sindicalista de Alvarez y mi financiación depende de las cuotas de los trabajadores que estoy defendiendo procuraré, por la cuenta que me tiene, que la fábrica no cierre y que si antes había 4.000 trabajadores queden 2.000, 1.000 o al menos 500. Pero si mi salario de delegado sindical me llega de la administración poco me importa que la industria eche el cierre y no quede un solo trabajador en pie.
 
Hoy en España hay muchas cosas que cambiar y ésta es una de ellas.

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