REFLEXIONES SOBRE UN ACCIDENTADO O MARISQUIÑO

OPINION
 

 
 
 
Lo sucedido, hace pocas fechas, en el muelle de madera próximo al edificio administrativo de la Xunta de Galicia ha sido una película que ya hemos visto demasiadas veces. Informes de técnicos avisando del riesgo de una estructura que los acaban archivando en una papelera, avisos a un organismo oficial de que debe reparar una parte de sus muelles, los políticos correspondientes que no ven el tema tan urgente y luego un día sucede una desgracia de la que nadie es responsable.
 
Es curioso ver al presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo hacer unas declaraciones en las que arrojaba la responsabilidad de lo sucedido sobre el organizador del Marisquiño. Es decir, un muelle de la marina deportiva viguesa se colapsa y el máximo dirigente del puerto no tiene nada que ver. ¿No me dirán Vds. que la cosa no tiene su aquél?
 
Por otra parte, nuestro afamado alcalde, hace poco telonero de los concierto de Castrelos, manifestó en alguna ocasión que “la seguridad de todos los actos públicos que se celebran en Vigo son responsabilidad del alcalde”. Sin ir más lejos recordarán Vds. el partido RC Celta-R Madrid que no se jugó porque unas planchas de la visera de Río habían volado. En aquella ocasión el alcalde muy campanudo hizo su valer su poder y dijo que en aquellas circunstancias el encuentro no se celebraba.
 
Pues la vigencia del poder del munícipe en temas de seguridad se mantuvo hasta antes de comenzar O Marisquiño. Durante el mismo, el citado muelle se vino abajo y por arte de birlibirloque la responsabilidad en este caso no iba con nuestro máximo dirigente local. De repente el responsable de la desgracia era el presidente del puerto vigués, porque el Concello nada tenía que ver respecto del mantenimiento del estado del muelle, que no aguantó con el peso de los asistentes a un concierto porque las viguetas que soportaban el muelle estaban en un estado lamentable.
 
Tengo entendido que el organizador, como es preceptivo, presentó su plan de seguridad al Concello para que se lo aprobase y éste fue aprobado, sin mencionar nada de trasladar la zona de conciertos a otro lugar como la Estación Marítima, donde se celebraban no hace muchos años.
 
Ahora tengo una curiosidad, ¿el alcalde de Nueva York también le tendrá envidia a D. Abel por el estado de los muelles de nuestra ciudad?
 
Foto: La Voz de Galicia

Fernando Torres Carbajo
 
 

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