ESOS LIBROS NUESTROS CON UNA LEVE PATINA DE POLVO

OPINION


Te suele pasar cuando te has acordado de un libro que tenías un poco olvidado, primero tienes que localizarlo pero has echado un par de vistazos a la estantería repleta, y al final lo encuentras. Lo tomas con cuidado y le soplas en el lomo porque ha acumulado una ligera capa de polvo.
 
Cuando el libro te ha proporcionado placer con su contenido y te vuelves a reunir con él, es como si volvieras a contactar con un viejo amigo al que hacía tiempo que no ves. En ese momento dejas de hacer lo que estabas haciendo, te apetece disfrutarlo de nuevo y comienzas a hojearlo con deleitación
 
Y empiezas a recordarlo, sus textos, sus ilustraciones, «¡pues vaya si resulta que lo tenía muy olvidado, qué fotografía tan buena, lo que disfruté con él,  recuerdo una tarde entera que no salí de casa porque estaba realmente enganchado!». Así que después de echarle un buen vistazo a tu amigo encuadernado te das cuenta que quieres el placer completo, te arrellanas en tu sillón favorito y comienzas a leerlo desde el principio, esta vez armado con un lápiz de punta blanda para escribir en el margen y subrayar los pasajes más interesantes.
 
Te enfrascas en tu libro amigo y se te va pasando el tiempo y cuando te das cuenta vas por la mitad de las páginas. Continúas y te intranquilizas porque ya queda poco para que se acabe. Y al final éste llega y saboreas el regusto de haber pasado un buen rato.
 
Cierras el libro, lo vuelves a mirar con una ligera sonrisa en la cara y lo devuelves a la estantería controlando para que no se te vuelva a despistar. Lo miras entre los demás y dices para ti, «hasta siempre amigo, no tardaremos en volvernos a ver».
 
Fernando Torres Carbajo. Publicado en www.vigoe.es
 
 

Comentarios