SAMIL, LA PLAYA DEL FUTURO

EL VIGO QUE FUE
 
 
 
 
   Vista del arenal de Samil desde la desembocadura del Lagares. // A. PACHECO 
  
 
En pleno verano de 1922, hace noventa años, se daba ya por perdida la playa de San Sebastián para el esparcimiento y las curas de baño, debido a la contaminación y se apuntaba a Samil, pese a la distancia existente con Vigo, como solución de futuro. Y se la definía como una de las playas más hermosas del mundo, con un arenal de casi un kilómetro, forma de C muy abierta, hermosos pinares y con sitio para todo, desde campos de football hasta aeródromo.
 
Por ello se reclamaba que llegara hasta allí el tranvía, lo que no sucedería hasta 23 años más tarde y por Molinos. En 1922 se daba ya por perdida la playa de San Sebastián como lugar de disfrute veraniego de los vigueses y se apuntaba hacia Samil como apuesta de futuro.

El 16 de julio de 1922, hace noventa años, FARO reproducía un artículo en el que se ensalzaba su incomparable belleza: "Une Vigo a sus condiciones de gran ciudad, su pujante comercio, su floreciente industria y su bahía incomparable, la antigua característica de servir sus playas de esparcimiento veraniego, cuando no de sanatorio obligado por consejo facultativo, a las innumerables personas de todas las clases sociables que del interior nos visitan".

Y si en un tiempo respondía más o menos bien a ese objeto la denominada playa de San Sebastián, la pujante industria y el aumento en todos los órdenes de la población, hizo que la mencionada playa no fuera el sitio más apropósito para servir de atractivo a la colonia veraniega, "ávida de aguas limpias y alejadas por tanto de las inmundicias vomitadas por el alcantarillado que, por razones económicas, ha de hacerlo en las más próximas al casco de la ciudad y el bullicio de la industria".

Ante esta circunstancia se ponían en valor, "por fortuna para Vigo, dos circunstancias que nos ponen en inmejorables condiciones de atender a este aspecto de atracción y reclamo de forasteros, a la par que del mayor esparcimiento tan necesario a la higienización y desarrollo físico de los mismos vigueses".

Primero, la floreciente empresa de tranvías urbanos "que con un esfuerzo que honra a sus directores, hace desaparecer las relativas distancias existentes entre Vigo y sus alrededores de incomparable belleza", y segundo, la proximidad de la playa de Samil, "al decir de personas que han viajado mucho, la mejor de España y una de las más hermosas del mundo".

Una verdadera joya

Y todo eso cuando por desconocimiento del lugar la mayor parte de los vigueses seguía teniendo en olvido lo que ya se calificaba de verdadera joya.

Samil es el compendio de lo que pudiera desearse, su playa que medirá muy cerca de un kilómetro, con su finísima arena, sus aguas tranquilas en su comienzo, más batidas hacia su final en La Fox, sin una peña ni un alga, así en la plea como en la bajamar, constituyen lo que no es fácil encontrar en ninguna otra.

De su aspecto habla su extensión y forma de una gran C muy abierta, la desembocadura del río, sus pinares "y la inmensidad de sus arenales contiguos, en donde jamás se siente el calor".

Se señalaba que hay allí sitio para todo: campos de football, tennis, estadiums, circos plazas, aeródromo... Y alrededor, como las gradas de todo ello, en unas mesetas de mayor elevación, inmensidad de terrenos para edificación de chalets.

Enfrente, la poética isla de Toralla en cuyas sombras y patrocinado por su propietario D. Martín Echegaray, nació el proyecto magnífico de dotar a Vigo de la Empresa de tranvías. Y casi enfrente y en alineación perfecta, la soberbia majestad de las Cíes desafiando seguras de su triunfo la bravura de los vientos, sorda é indiferente á los ronquidos del inmenso líquido.

Hay dos proyectos para comunicar por medio del tranvía a Vigo con su indiscutible playa; el uno haciendo una derivación de ferrocarril Vigo-Bayona, que pasa cerca, el otro, directamente prolongando la línea de Bouzas hasta Samil. Uno. y otro deben ser llevados a la práctica con toda urgencia pudiendo así hacerse un viaje de circunvalación.

Tendrían que pasar 23 años hasta que en 1945 llegara a Samil el primer tranvía, derivación de la línea de Baiona y a través de la pontella de Molinos, con parada en el llamado balneario. Desde diez años antes, había ya transporte público a la playa a través de una empresa de autobuses llamada Plus Ultra.
 
 
 

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